lunes, 15 de febrero de 2010

Jesús es de los pobres...

Lc 6, 12-13. 17. 20-26

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.

Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios. Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de apóstoles. Al bajar con estos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón. Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: "¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! ¡Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y proscriban el nombre de ustedes, considerándolos infames a causa del Hijo del hombre! ¡Alégrense y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los profetas! Pero ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas! ¡Ay de ustedes cuando todos los elogien! ¡De la misma manera los padres de ellos trataban a los falsos profetas!".

Reflexión:

La primera bienaventuranza (pronunciada después de haber multiplicado la comida), no deja lugar a dudas: Jesús está cerca de los pobres, los elige; y les dice que para ellos es la salvación. Los pobres materiales de los que habla esta bienaventuranza son los que no tienen techo, los que son alejados del acceso a la cultura, los que no pueden beneficiarse de los logros de la medicina; son los explotados en su trabajo, los que no participan en el reparto de los bienes de ésta bendita tierra; son esos que a los que se les roba su pan y su dignidad y se los mantiene marginados. Los pobres son los que no tienen lo elemental, los que viven con miedo, inseguridad y resignación. Son esos que están “amontonados” en hospitales sucios, que son despreciados por el color de su piel; son esos que tienen que viajar horas interminables para ir al trabajo, son esos que no tienen tiempo libre ni ocio posible. A esos pobres les habla Jesús. Ser cristiano es asumir el dolor de los marginados, es trabajar para liberarlos, es comprometerse a partir y compartir con ellos los bienes. Mientras existan pobres en este mundo la frase “yo soy un cristiano rico” será una aberración y un insulto a la dignidad de aquellos que son elegidos y amados especialmente por Jesús. Jesús estuvo siempre al servicio del pobre: los bautizados debemos ser como Jesús.
(ENCUENTRO CON LA PALABRA)

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