lunes, 10 de enero de 2011

Dios te dice...

Cuando dices "no puedo resolver las cosas..."
Dios te dice "yo dirijo tus pasos" (PROVERBIOS 3:5-6)

Cuando dices "es imposible..."
Dios te dice "todo es posible" (LUCAS 18:27)

Cuando dices "me siento muy solo..."
Dios te dice "no te dejaré ni te desamparé" (HEBREOS 13:5)

Cuando dices "yo no lo puedo hacer..."
Dios te dice "todo lo puedes hacer" (FILIPENSES 4:13)

Cuando dices "no merezco perdón..."
Dios te dice "yo te perdono" (1ªJUAN 1:9, ROMANOS 8:1)

Cuando dices "tengo miedo..."
Dios te dice "no temas que yo estoy contigo" (ISAIAS 41:10)

Cuando dices "estoy muy cansado..."
Dios te dice "yo te haré descansar" (MATEO 11:28-30)

Cuando dices "nadie me ama de verdad..."
Dios te dice "te amo" (JUAN 13:34)

Cuando dices "no se como seguir..."
Dios te dice "yo te enseñaré el camino" (SALMO 32:8)

Cuando te preguntas..."¿Qué camino me conduce a Dios...?
Dios te dice "mi hijo amado Jesucristo" (JUAN 3:16)

Y CUANDO QUIERAS SABER TODO LO QUE DIOS QUIERE DECIRTE...
LEE LA BIBLIA (2ª TIMOTEO 3:15-17)

jueves, 18 de marzo de 2010

Receta de la Felicidad

5 TAZAS DE AMOR
4 CUCHARADAS DE TERNURA
3 TAZAS DE RISAS
2 TAZAS DE PERDON
4 TAZAS DE FE
2 CUCHARADAS DE GENTILEZA
2 CUCHARADAS DE COMPRENSION

Preparación:

Tómese el AMOR y la TERNURA y mézclese con la FE. Incorpórese la COMPRENSION y la GENTILEZA. A continuación se le agrega la ESPERANZA y el PERDON. Rocíese abundantemente con RISAS. Cocínese con la luz del sol y sírvase diariamente en raciones generosas.

Autor: La naturaleza

¿Qué es ser un apóstol?

Una de las palabras más hermosas es la de apóstol. Pero con cuánta frecuencia se la falsea: la palabra y la realidad.
Ser apóstol no es detectar los fallos y errores de los demás. Ser apóstol no es ser un aguafiestas de la vida, olvidando que Cristo fue un vino-fiestas en Caná. Ser un apóstol no es dedicarse a salvar almas, dejando de atender las necesidades de los cuerpos humanos. Ser apóstol no es organizar cruzadas para reprimir el mal, en lugar de expandir la dinámica del bien. Ser apóstol no es hablar de la justicia de Dios, sin hacer nada por disminuir las injusticias entre los hombres.
Ser apóstol no es dedicar migajas de unos minutos a los demás, mientras se pierden horas en una vida estéril o cómoda. Todo esto no son sina caricaturas del verdadero apóstol y, como caricaturas, no hacen sino alejar a todos del verdadero apostolado.
(LOS 5 MINUTOS DE DIOS)

La vida es un juego de naipes

Con frecuencia la vida se convierte en un juego de naipes en el que triunfa el as. La diferencia está en que para unos el as mayor es el as de oro, para otros el de espada, para no pocos el de bastos y no faltan quienes eligen el de copas.
As de oro para los que ponen sus esfuerzos en almacenar riquezas a toda costa y sin reparar en miramientos o en delicadezas de conciencia, que se juzgan puritanas; es de oro con el que se piensa se pueden ganar todas las partidas, incluso la partida de la felicidad.
As de espadas para quines todo lo que quieren conseguir con la fuerza, sea de las armas, sea de las leyes políticos o sindicales.
As de bastos para quienes pretenden arreglar el mundo a garrotazos, con violencia, con secuestros, con odios, guerras y crímenes.
As de copas para los despreocupados que tratan de ahogar en vino y licores, en fiestas y comilonas los sinsabores diarios, los problemas acuciantes para la sociedad o el vacío que ellos experimentan en su interior, por la falta de un sentido de vida.
¿Será eso la vida? ¿Un juego de naipes?
(LOS 5 MINUTOS DE DIOS)

Felices…pero ¿cómo?

Todos queremos ser felices. Cuanto hacemos responde al deseo, consciente o inconsciente, de alejar de nosotros el dolor y el malestar, y a proporcionarnos, en cambio, gozo y alegría. Dios mismo puso ese anhelo en nuestro corazón. Nos creó para la felicidad. Estamos “programados” para buscarla. San Agustín los expresó con belleza: Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón inquieto hasta que no descanse en ti.
Queremos ser felices…pero ¿cómo?. La felicidad no es cuestión de gustos. No se la encuentra de “cualquier manera”. No se puede ser feliz mientras el corazón se aparta del Señor. Por el contrario, es feliz el que pone en el Señor su confianza.
Los criterios de Dios los expone Jesús en las Bienaventuranzas: El Evangelio no es neutral. Muy claramente “felicita”, y reprende a otros con expresiones bastante duras.
Para el cristiano, el “secreto” de la felicidad no es “secreto”: se es feliz al lado del Señor, se es infeliz lejos de él. Vale la pena pensarlo.
(LOS 5 MINUTOS DE DIOS)

“El que pide recibe” (Mateo 7, 7-12)

Jesús dijo a sus discípulos: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama se le abrirá. ¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez, le da una serpiente? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se lo pidan! Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley de los Profetas”

El hombre necesita silencio…

Con frecuencia leemos en el exterior de un hospital ese letrero sugestivo: “¡Silencio por favor!”. Y ponemos ese letrero para que no sufran los que están allí; y yo pienso que si muchos sufren en la vida, ¿no será porque ellos no han hecho suficiente silencio en su interior?
Hoy no se soporta casi ni “un minuto de silencio” en actos oficiales o deportivos; hoy cuesta mucho darle aunque no sea más que “un minuto de Dios” al Señor, a la propia conciencia.
El mundo moderno, transistorizado hasta en el campo, ya no es capaz de hacer silencio a su alrededor, y ya no soporta el silencio interior; sin embargo, el hombre de hoy necesita esas zonas de silencio en las que pueda refugiarse contra el ruido enervador y alienante, que le impide su propia reconcentración.
Muchos se vuelcan a la enervante algarabía de los espectáculos públicos, donde tratan de desaparecer en el anonimato; y, sin embargo, en ninguna parte se siente más solo el hombre que en medio de esa multitud amorfa y alborotada.
(LOS 5 MINUTOS DE DIOS)